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viernes, 14 de enero de 2011

Villa Mercedes y sus penas


Nuestra querida ciudad está atravesando un momento muy delicado desde lo político que profundiza su decadencia en un marco regional y nacional. La intendenta municipal Blanca Pereyra está acusada de graves hechos de corrupción y de manejos pocos claros en las cuentas públicas.
Actualmente, desde distintos sectores de la oposición y del oficialismo le han solicitado la renuncia y se especula que no terminará su mandato.
La ciudadanía por su parte asiste incrédula a tremendo desmanejo y reprueba la gestión municipal en porcentajes cercanos al 90% aproximadamente y no ofrece reacción alguna, no tomando ninguna medida efectiva.
La intendenta municipal es una persona que presenta graves carencias intelectuales, tanto en la faz política como en la faz técnica. A la luz de los acontecimientos también podemos decir que sus condiciones éticas y morales también dejan mucho que desear al permitir y sustentar una organización de carácter quasi delictivo en la comuna local. La intendenta supo cobijar entre sus filas a dos personas que fueron y son un ejemplo de incapacidad y corrupción: Marcelo Zeballos y Darío Sacco, ambos se mantuvieron en los cargos de poder por ser obsecuentes y permanentes abusadores de su poder. Ambos son responsables, ambos fueron de lo peor que pasó por la función pública. Debemos recordar que mientras la actual intendenta municipal fue vice gobernadora, Darío Sacco fue su secretario privado y Marcelo Zeballos su asesor principal y eran las principales personas de confianza y quienes descargaba su labor política.
Una vez que ganó las elecciones municipales, Blanca Pereyra colocó a Marcelo Zeballos como secretario de Hacienda y Sacco en la estratégica secretaria de Servicios Públicos. Además supo rodearse de personas incapaces, insensibles, faltos de militancia, "paracaidistas" y sin condiciones de ningún tipo tales como Daniel Desotti, Miguel Orquera, Teresa de Vergara, Daniel Scappini, Martina Segura de Rosa, Micaela Eguinoa, Daniel Guibelalde, Marcela Aguilera, Gerardo Ochoa, los integrantes de la nefasta agrupación conocida como "La Rucci" y sus propias hijas que en el caso de Virginia Yañez, sin ser funcionaria municipal usaba los beneficios del cargo de su madre.

¿Qué se debe hacer?

Estamos ante una encrucijada, la cual es, si la intendenta debe continuar o no. Y la respuesta es no, debe irse, y para ello hay dos mecanismos constitucionales, la renuncia o el juicio político. La renuncia implica un acto de dignidad que creo que Blanca Pereyra no tiene y no realizará a menos que la presión sea demasiado grande como para soportarla. El juicio político debe ser iniciado por los concejales y es la mejor herramienta que provee la Carta Orgánica Municipal, sin embargo los números no parecen ser los suficientes como para provocar la suspensión y posterior remoción de su cargo, no creo que los concejales del PJ tengan la dignidad de acompañar un pedido en ese sentido.
Entonces la solución pasa por la ciudadanía, que nuestra protesta y nuestra desobediencia sea lo suficientemente fuerte para provocar su renuncia, no esperemos mucho de los políticos, la solución, como siempre, la tenemos en nuestras manos.

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